Bueno... Ya se sabe que toda leyenda tiene parte de realidad y parte de fantasía.
¿Qué os parece si, bajo este marco, fantaseamos un poco?. Por ejemplo, está muy bien que la mesa sea redonda para simbolizar la igualdad de todos los miembros presentes pero... ¿no se representaría igual si la mesa fuese cuadrada?, ¿o qué clase de discusiones tendrían en aquella época un grupo de colegas en sus ratos libres?¿Sería igual que las de ahora?¿No podrían discutir acerca de la capacidad de vuelo de una golondrina Africana?.
En fin, es posible que con estas ideas más de uno ya haya descubierto a qué película me quiero referir en este post, y, para los que no, aquí os la presento.
Y es que en estos tiempos de crisis no hay nada como poder reírnos poco. La película nos presenta la ya conocida historia del rey Arturo y unos cuantos de sus caballeros en busca del Santo Grial, pero desde un punto de vista diferente.
Desde luego no es la película para ver si lo que se busca es un humor ácido y lo que comúnmente se llama "humor inteligente". Es una película para ver cosas absurdas, sin sentido alguno, pero extraordinariamente elaboradas.
Yo desde aquí quiero defender esta clase de humor, porque si estás dispuesto a disfrutar de él, hace que, al menos durante el tiempo que dura la película, volvamos a ser niños. Y no porque esté lleno de chistes fáciles, no. Me refiero a esa sensación que tenías con 6 años y alguien decía la palabra "pito". No se si me entendéis.
Todo depende de la actitud que tomemos cuando vamos a ver una película. Si vamos con la idea de que son chorradas, desde luego no nos hará ni pizca de gracia. Si nos ponemos a verla con la intención de pasar un buen rato y divertirnos con situaciones absurdas en una historia ampliamente conocida, os aseguro que os lo pasaréis en grande.
Por último, me gustaría destacar el gran trabajo de este grupo de cómicos ingleses, los Monty Python. Cada una de sus películas transmite el entusiasmo y la alegría con que fueron hechas. No importaba que fuesen 6 personas las que tuviesen que representar cientos de papeles, eso formaba parte del circo (podréis ver al rey Arturo haciendo horas extras como Gigante, por ejemplo).
Por su ingenio, su magia, y sus ganas de hacer disfrutar y reír a la gente, quiero dedicarle este final a ellos. Puede que este sentimiento no sea compartido con el resto de gente que participa activa o pasivamente en el blog, pero por mi parte, allá donde estéis, GRACIAS.
Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin
3 comentarios:
Un voto por el cine inteligente .
El sentido del humor es lo que nos diferencia de un modo absoluto de los animales .
Blàs .
Viva el GIN TONIC y la reina Ginebra !!!!!!
Hip! Hip !!
Donde està Torrente ?.
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